viernes, 15 de diciembre de 2023

HAGA CAMINAR AL CADAVER, de James Hadley Chase (Emecé)

Título: Haga caminar al cadáver
Autor: James Hadley Chase (1906-1985)
Título original: Make the corpse walk (1946, publicada originalmente con el seudónimo de Raymond Marshall)
Traducción: María Cristina Cochella de Córdova
Cubierta: Eduardo Ruiz (diseño)
Editor: Emecé Editores (Buenos Aires)
Edición: 1ª ed.
Fecha de edición: 1990-02
Descripción física: 261, 7 p.; 14x20 cm.: solapas
Serie: Grandes maestros del suspenso
ISBN: 978-950-04-0935-3 (950-04-0935-6)
Estructura: 6 capítulos con varias divisiones cada uno
Información sobre impresión:
Primera edición en offset: 5.000 ejemplares.
Impreso en Imprenta de los Buenos Ayres S.A.I.C., Galicia 1860, Buenos Aires, febrero de 1990
 
Información de contracubierta:
Todo, absolutamente todo se consigue con dinero. Al menos eso pensaba Kester Weidmann, excéntrico millonario, que se propuso revivir a su hermano muerto mediante ritos vudúes. Pero primero tenía que encontrar a un experto en el tema. Para lograrlo, Weidmann contrató a Rollo, especialista en negocios sucios. Rollo pensó que era su gran oportunidad para desplumar al millonario. Pero varias otras personas pensaron lo mismo...
Acción sin pausa, en otro bestseller del maestro Chase.
 
Información de contracubierta:
James Hadley Chase (René Raymond) nació en Londres, estudió en Rochester y vivió durante un tiempo en Francia. Escribió más de ochenta novelas policiales, que llevan vendidos alrededor de veinte millones de ejemplares en el mundo y lo colocaron a la cabeza de los escritores del género. Aunque nunca viajó a los Estados Unidos, solía describir la sociedad norteamericana en forma muy dura, generalmente certera.
 
“Un maestro en el arte del engaño.”
New Statesman
 
“Chase es un novelista nato... Aparte de Graham Greene (a quien Chase se acercaba de vez en cuando), es el único que consiguió expresar romanticismo y pureza —por no decir puritanismo— a través de la violencia y el realismo de la escuela dura norteamericana.”
Le Monde
 
“Un sorprendente narrador de historias. No hay momentos aburridos con él. Todas sus tramas tienen destreza técnica, suspenso y escalofríos garantizados. Uno se deja llevar mientras lee sin parar. No hay nada más placentero que una obra de este excelente artesano.”
L’Express
 
“Si usted busca entretenimiento, no podrá encontrar algo mejor.”
The Times
 
“La manera en que construye la trama, capa sobre capa, es tan efectiva... la tensión crece...”
The Sunday Times


MI COMENTARIO:
Esta novela apareció bajo la sombra del apocalipsis de la Segunda Guerra Mundial. Pero prescinde de ella de forma tajante: brilla con una luz negra propia, como si Chase hubiera descubierto un mundo independiente del nuestro, más intenso que la pila de 60 millones de muertos que dejó la gran conflagración. La breve descripción del club que sirve de pantalla a los criminales lo presenta como una verdadera cabina de control del bajo mundo:

"El Gilded Lily era el club nocturno más exclusivo de Londres. Sus seiscientos miembros tenían una sola cosa en común: todos vivían de su ingenio. Algunos eran más deshonestos que otros, pero ninguno de ellos, ni siquiera los más ricos e influyentes, podría ser considerado un hombre honesto. Había desde un rey de la venta de armas hasta un rufián, desde un travesti hasta una prostituta de categoría, si así se la puede llamar. Entre medio de estos estratos de degradación, los miembros del club incluían ladrones de autos, estafadores, especuladores, mujeres de sociedad que sufrían de cleptomanía, chantajistas, traficantes de drogas, etcétera. Rollo reinaba sobre todos ellos."

Kester Weidmann, un famoso multimillonario, enloquece cuando su hermano Cornelius fallece. En su dolor y locura, busca la forma de resucitarlo por medio de técnicas del vudú. Es así como cae presa del engaño que le orquesta Rollo, el mafioso dueño del Gilded Lily. Rollo cree que puede sacarle a Wiedmann todo su dinero, pero no contaba con la interferencia de Celie, su amante mestiza, y Butch, el musculoso matón del club, quienes deciden quedarse con la fortuna de Wiedmann. Joe, el joven chofer del multimillonario, será la única persona leal que intentará evitar que caiga en el engaño; para ello se aliará con Susan, una muchacha con quien se cruza por azar en un bar. Ella necesita dinero y distracción, Joe no puede solo y necesita ayuda. Susan es el alma de esta novela de seres desalmados. Aparentemente frágil y delicada, a sus 21 años entra en esta peligrosa aventura donde realiza un verdadero entrenamiento para transformarse en una experta en sobrevivencia y detección. El vudú corre por cuenta de Gilroy, un arruinado pianista de color, quien, cerca del final de la novela, dirige a distancia a Susan en una escena pavorosa; el control mental es el que sustituye a la resurrección como elemento sobrenatural.
Difiero de los que dicen que la novela es confusa. Los capítulos terminan con un puente que lleva al siguiente sin problemas, y el flujo interno de cada uno es implacable. Es cierto que muchas veces replica (casi como un homenaje) las situaciones de terror atmosférico que cultivaba Edgar Wallace, pero no lleva esa niebla a la narración misma. Lo que sí hace es enloquecer al lector con la intensidad de las situaciones, de un hiperrealismo estrangulador: uno siente que el Mal lo invade todo y que la aparición de la muerte es cuestión de cometer un 
mínimo error. Además, queda la sensación de que el Mal está cerca de liberarse de su última cadena para controlar el mundo definitivamente. Con un par de pequeños cambios, Haga caminar al cadáver bien podría integrar los Mitos de Cthulhu. Que Gilroy abandone la historia sin mucha explicación, más que un capricho del autor, es la promesa que utilizará su poder en otro país (y en otra novela que no apareció). Realmente es una pena que Chase decidiera no hacer una secuela: siempre quedará la duda del porqué.

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