viernes, 26 de septiembre de 2025

LA MOTOCICLETA DE LA MUERTE, de Charles Runyon (Universo)

Título: La motocicleta de la muerte
Autor: Charles Runyon (1928-2015)
Título original: The death cycle (1963)
Traducción: René Cárdenas Barrios
Editor: Editorial Universo (México)
Edición: 1ª ed.
Fecha de edición: 1980-11-26
Extensión: 182, 1 p.; 11x16,5 cm.
ISBN: 978-968-35-0053-3 (968-35-0053-6)
Estructura: 10 capítulos, epílogo
Información sobre impresión:
La edición de esta obra, de 15000 ejemplares, se terminó de imprimir el 26 de noviembre de 1980 en los talleres de Editorial Universo, S.A.
Trigo 153-B, col. Granjas Esmeralda
México 13, D.F.
 
Información de cubierta:
Detrás de ellos, un hombre asesinado. Delante de ellos, mucho amor, mentiras, velocidad y dinero
 
Información de contracubierta:
¿Cuánto tiempo podía durar el viaje?
BRETT era de los tipos que siempre corren... alejándose del peligro y lanzándose de cabeza al desastre.
JANNE era la esposa de Brett. Primero aprendió a odiarlo y después dejó de importarle.
DORIS era una muchacha apasionada de ceñidos pantalones.
CARL los condujo en su fuga, mientras un crimen y una gran cantidad de dinero los mantuvieron unidos... hasta que por fin sus pasiones perdieron todo control y su deseo de escapar de la justicia se convirtió en un apetito más intenso.


Información de página preliminar:
Carl entró al hotel Casablanca y encontró que el empleado de la administración hablaba suficiente inglés para decirle que otro motociclista ya había subido al cuarto 118. Carl subió corriendo la escalera, se detuvo frente a la puerta y llamó con los nudillos. No hubo respuesta. Empujó y la puerta se abrió. Atisbó hacia un lado y otro y luego entró. Un bulto del tamaño de un ser humano estaba en la cama, cubierto por la sábana. Avanzó, apartó la sábana de un tirón y se encontró viendo los ojos de su esposa, muy abiertos y atemorizados. Se hallaba desnuda.
—Doris, ¿qué diab...?
Algo explotó contra su nuca. El sol resplandeció en su cerebro y luego se rompió en mil pedazos de luz que se disolvieron en oscuridad, como astillas de hielo fundiéndose en un horno caliente. Palpó el piso debajo de él y luchó por levantar su pistola, pero no tuvo fuerzas para hacerlo. Su último pensamiento consciente, fue: Oh, Cristo, dejé a Jeanne cuidando la motocicleta.

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